Hace millones de años existían animales que se encontraban en todas las regiones de la Tierra y que habitaban a sus anchas los bosques, praderas y llanuras. Sin embargo, a causa del cambio climático y de otros factores, sus especies fueron desapareciendo del planeta, aunque gracias a las investigaciones y a los hallazgos de sus fósiles tenemos la posibilidad de conocerlos. Esta es una lista de los animales prehistóricos extintos más extraños y curiosos que vas a encontrar.
No incluir en una lista de animales prehistóricos extintos a uno de los dinosaurios más representativo de todos los tiempos seria hacer un listado incompleto, puesto que se trata quizás del más conocido y también uno de los más aterradores que podemos encontrarnos, algo que ya hemos notado en muchas películas en las que el T-Rex se describía como un depredador letal y con mucha sangre fría. Su tamaño y fortaleza conseguía hacer que todos los dinosaurios le tuvieran miedo, pudiendo con sus afilados colmillos apresar a cualquier presa y aunque esta escapase, al poco moría desangrada, algo que aprovechaba el Tiranosaurio Rex para seguir a su víctima y alimentarse de ella.
Nos encontramos con un ave que hacia honor a su sobrenombre ya que, con sus dos metros y medio de altura, junto con sus cerca de 200 kilos hacia que no pocos animales se asustarán con tan solo notar su presencia. Pero si a esto le añadimos que la Titanis podía correr a más de 65 kilómetros hora, podemos entender que, cuando esta ave del terror se fijaba en una presa, corría detrás de ella para hacerse con ella. Era capaz de alimentarse de caballos, bisontes o incluso ciervos.
Volvemos a hablar de otra ave de gran magnitud que sobrevolaba la tierra hace millones de años. Se dice que es pariente lejana del buitre americano, y cuenta con una envergadura alar de 8 metros. Pesaba aproximadamente unos 70 kilos y se alimentaba tal y como lo hacen los buitres y águilas de hoy en día. Seguro que las presas de esta ave se asustaban al ver una gran sombre sobrevolarles por la cabeza.
Si los escorpiones que conoces en el presente te dan mucho miedo, es mejor que no hubieses habitado la Tierra hace millones de años, ya que debajo de la superficie del mar te podrías encontrar a la Eurypterida o también llamado escorpión de mar, el cual podía llegar a medir hasta 3 metros con un peso de 200 kilos. Aunque no se trata de la especie de escorpión que tenemos hoy en día, su forma nos hace recordar a este insecto, ya que contaba con un amplio aguijón y unas pinzas delanteras que utilizaba para agarrar a las presas una vez que las había atacado con su veneno.
Con un aspecto muy parecido al dragón de Komodo, pudiendo ser un antepasado directo de este reptil, nos encontramos con el Megalania, el cual podía llegar a medir hasta unos 7 metros de largo y aunque pesase más de 600 kilos, era un animal prehistórico muy rápido y audaz, que era capaz de dar caza a cualquier presa con mucha violencia y sangre fría. Su cuerpo resistente y robusto hacía que, para los depredadores de este animal fuese muy complicado apresarlos, añadiendo además de que siempre salían con daños que podían llegar a ser mortales.
Aunque su nombre técnico es el de Smilodon, se le conoce más como Dientes de sable. Se trata de un felino de gran tamaño, que podía llegar a pesar unos 400 kilos y que como distintivo nos encontramos con dos enormes colmillos que sobresalían de sus fauces y que le servían para atravesar la piel tanto de reptiles como de mamíferos que tenían mucho pelo y que, por lo tanto, si tuvieran unos dientes más pequeños no hubieran podido alimentarse. Era capaz de alimentarse de mamuts o rinocerontes, aunque por lo general los cazaba en grupo.
Uno de los primates más impresionantes que se conocen fue este que habitó en Asia y que podría asemejarse a los que hemos conocido más adelante bajo el nombre de Yeti, Big Foot, entre otros. Se trata de una especie de gorila que caminaba erguido, con unos 3 metros de altura y unos 600 kilos de peso. Se ha llegado a descubrir que pudio estar en contacto con los antiguos humanos, pudiendo empezar el mito de los seres que ya hemos nombrado o de los gigantes.
Se tiene constancia de que los cocodrilos son seres prehistóricos que han ido evolucionando y que, a día de hoy, a pesar de contar con muchas características de sus antecesores, han ido reduciendo su tamaño a lo que anteriormente podía encontrarse tanto en los mares como en los ríos. El cocodrilo emperador o Sarcosuchus Imperator era un reptil que podía medir tranquilamente 14 metros de longitud y que pesaba más de una tonelada de peso. Esto no le preocupaba ya que cuando se sumergía en el agua era muy rápido y mucho más letal. Como dato curioso, sus mandíbulas median más de 3 metros.
Otro de los animales prehistóricos extintos más conocidos es el mamut. Se trata de un herbívoro que guarda gran relación con los elefantes de hoy en día, diferenciándose en muy pocos detalles, como por ejemplo, el hecho de que eran mucho más grandes, con más pelo que recubría todo su cuerpo y con unos colmillos mucho más grandes. Aunque existían muchas especies diferentes, el lanudo era el que más se extendió y también el que más fama ha tenido, habiendo estudios que buscan revivir este animal.
Tenemos ante nosotros a un gran herbívoro bastante curioso y del que se sabe muy poco. Se relaciona con el armadillo actual, haciéndose una pequeña bola cuando uno de los depredadores intentaba darles caza. Se desconoce el motivo de su extinción, aunque muchos científicos e investigadores dictaminan que puede ser debido a su poca habilidad para evolucionar a los cambios tanto de temperatura como del entorno.
Un animal herbívoro extinto que vivió hace al menos 11 millones de años en las regiones de lo que sería Europa. Se trata de un gran mamífero, aunque con un aspecto físico completamente diferente a lo que conocemos hoy en día. Su cabeza podría ser muy similar a los actuales caballos o asnos, sin embargo, cuando miramos su cuerpo nos recuerda a la manera de caminar a un gorila, puesto que tenía unas extremidades traseras muy cortas, mientras que las delanteras eran más alargadas y le servían para manipular objetos, pero con mucha dificultad. Se alimentaba principalmente de las hojas de los arboles más altos.
El dodo era un ave que ha habitado con el hombre hasta hace unos siglos, pero que por desgracia se extinguió por su consumo desmedido en esta época. Se encontraba únicamente en las islas Mauricio y se convirtió en el alimento de colonos y exploradores hasta su extinción. Se trataba de un ave que no sabía volar, con un gran pico y que llegaba a pesar unos 10 kilos con una altura de un metro. Se dice que el dodo podría haber aguantado durante milenios en estas tierras y que los últimos ejemplares se encontraban sitiados en esta isla. Se dice que hay estudios que buscan revivirlo por medio del ADN.
Si nos introducimos hoy en día en el mar, el depredador que más nos aterraría seria el tiburón, pues en la época del Jurásico Medio tendrían al Liopleurodon, el cual se encontraba rondando los mares europeos. Se trataba de un enorme animal de más de 30 metros y que contaba con unos colmillos que median cerca de 20 centímetros. Esto, unido a su rapidez de ataque y a su fuerza física lo hacían un depredador letal.
Aunque su nombre podría haber sido sacado de una película de ciencia ficción, se trata de un nombre real a un depredador marino prehistórico y al que todos temían. Este animal era capaz de hacer frente a otros depredadores, ya que contaba con una fuerte mandíbula con dientes de 30 cm. Medía 15 metros de largo, pero era capaz de llegar a pesar 40 toneladas, aunque no lo notaba gracias a su gran capacidad para nadar rápidamente.
Dentro de las especies prehistóricas que se encontraban en el fondo marino nos encontramos con el Helicoprion, o lo que es lo mismo, un animal que tiene mucha relación con los tiburones, aunque su aspecto es más que peculiar. Se trata de un pez que vivió hace unos 280 millones de años y que medía aproximadamente unos 3 metros, con un peso considerable que sabía manejar gracias a una gran aleta trasera. Lo que más llama la atención de este animal es que su mandíbula inferior era mucho mayor que la superior, quedando la inferior recogida como si se tratase de la concha de un caracol. Esta mandíbula repleta de dientes muy afilados y cortantes se adhería a sus presas con el fin de evitar que se escapasen.